PR CV 234 Cazuma - Gola de Lucino (Valencia)
PR CV 234, una ruta sencilla, bastante bonita; donde vimos cuevas con pinturas rupestres, pozas (con pececitos y todo) donde te puedes refrescar en verano; y una garganta, la Gola de Lucino (más anchas que las del nacimiento del Palancia). Eran 16 km. sin desnivel, dificultad fácil. Y claro, tanta facilidad no tenía mérito. Entonces tuvimos que complicarlo un poco, por lo menos alargar un poco los kilómetros. Llegó un momento en que nos dimos cuenta de que el camino que estábamos haciendo de vuelta andando, lo habíamos hecho a la ida en coche. De esta forma la ruta de 16, se convirtió en ruta de 20 km aprox.
Norma número uno: no sigas a un coche que te lleve a un punto de inicio de la ruta. Ves tú, con tu propio coche buscando el inicio de la ruta.
Norma número dos: que no te haga de guía un grupo senderista. Descubre tú mismo las cosas.
Explicación: si sigues con tu coche a otro coche hasta un inicio de ruta, has estado pendiente del coche al que seguías y no del camino. Si sigues a un grupo senderista y este desaparece, estás perdido.
Recomendación: cómprate un GPS de montaña, sobre todo si tienes facilidad para perderte XD
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Ávila
Todos pronosticaban que íbamos a pasar mucho frío, por lo tanto nos equipamos con ropas para enfrentarnos a los resquicios de la ola Siberiana que se suponía que estaba en el centro de la Península. Suerte para nosotros: nada de frío. Sólo un poco de fresco por las mañanas y las noches, pero nada comparado al frío húmedo de la costa.
Primera visita: reconocimiento nocturno de la zona (Basílica de San Vicente, Muralla, zona pubs :)
A la mañana siguiente nos acercamos a información. En un poste ponía: “Ávila te abre sus puertas” pero estaba cerrado. Buscamos sitio para desayunar (vaso de zumito+café con leche+pulguita) y ya con energías volvimos a Información. ¡Ya estaba abierto! Nos armamos con nuestro plano de guiri y nuestra audioguía y nos pateamos Ávila. Tuvimos que preguntar en algún momento cómo llegar al monasterio de Santo Tomás para interactuar con los habitantes del entorno; y la respuesta fue: “uuuuyyyyyyyyyyy eso os queda muy lejos!, ¿vais a ir andando? Uuuuuuuuuyyyyyyyyy! Eso os queda a 10 minutos!” Dimos las gracias y nos fuimos aguantando la risa. Las distancias en Ávila son cortas. Había que pagar en todas las iglesias, basílicas y similares… En la entrada de la Basílica de San Vicente había un señor muy majo que se ganaba la vida con la caridad de la gente y a veces del párroco. Construía maquetas en madera. Dimos un paseo por las Murallas y callejeamos por Ávila. En todo momento el sol nos obligó a acordarnos de todos nuestros familiares (esos que decían que allí hacía tanto frío :)
Finalmente, el domingo, fuimos a visitar la ciudad Romana de Segóbriga o mejor dicho lo que queda de ella.
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