Un paseo por el sendero de la vida


Nuestra aventura comenzó en primavera del 2005. Empezamos a viajar, conocimos parajes impresionantes, nuevas rutas y culturas, nuevos horizontes. Éramos compañeros de viaje, amigos y amantes. Cada viaje era una nueva ilusión, un reto, era un juego en el que los dos estábamos en el mismo bando y el objetivo era hacer nuestro el camino; fundirnos con el entorno y sentirnos parte de él. 

Relato Senderismo por Andorra

Empezamos lo que según el montañero de la caseta de información iba a ser un “paseo”. Llegamos hasta el refugio y después decidiríamos si íbamos a seguir la subida de un desnivel que podría ser un poco durillo para nosotros (también según el montañero). Y claro, llegamos al refugio y las ansias de llegar a la cima eran mayores que el pensar que otra vez no llevábamos comida... por lo menos sí que llevábamos agua! Jejej! Además allí hay ríos, a malas agua del río. Empezamos la subida y desde el primer momento noté fatiga (algo muy habitual en mi) pero miraba hacia arriba y pensaba en lo impresionante que iba a ser la vista del nuevo valle situado ya en Francia. Y miraba hacia abajo y pensaba: “esto es una auténtica maravilla” y el sonido del río y de los pájaros... el aire limpio... esto debería hacerlo por lo menos una vez a la semana y mi vida sería muho más rica.

Al cabo de dos horas y media de ascenso, cuando las fuerzas ya estaban al límite, pues el calor era sofocante y no habíamos almorzado demasiado y el desnivel para mi era muy fuerte... de repente llegamos a la cima y.... IMPRESIONANTE. El montañero nos había dicho la verdad. El gran esfuerzo valió la pena. Una vista maravillosa, todo salpicado de neveros, pues la semana anterior había estado nevando y algunos lagos, medio helados y azules... ese paisaje me recargó las energías casi instantaneamente! Y estábamos en Francia jijjij! Descansamos y llenamos la botella de agua de nieve. Nos recreamos los sentidos en el paisaje maravilloso.

Ahora tocaba descender. Cuando habíamos descendido tan solo unos metros encontramos a una pareja de montañeros de Valdemoro, equipados con sus bastones y sus botas de montañas...ellos sí parecían que tenían experiencia en ascensos!! Estuvimos hablando un rato con ellos y nos recomendaron visitar también la Vall del Madriu, reserva de la biosfera y uno de los espacios protegidos por la UNESCO. Nosotros seguimos el descenso y ellos aún tenían que llegar al lago. Cuando llegamos abajo venían pisandonos los talones!! Entramos en la caseta de información del montañero, yo iba sudando muchisimo y al pararme en seco casi me desmayo. Aguanté depie como puede jeje! Y me dijeron que debía comparme zapatillas de montaña, que las había muy ligeras, para eviar torceduras y resbalones... nos dieron muchos consejos interesantes tanto él como la pareja de Valdemoro. Nos dimos cuenta del rollo tan especial y natural que llevan los montañeros. Son gente magnífica (de mayor quiero ser como ellos jejeje)

Senderismo por Andorra








Relato de la escapada a Escocia

Escocia. Julio del 2008.

Reservamos un vuelo con Ryanair. Alicante-Edimburgo. Llegamos pronto a Edimburgo, pues el avión salía a las tantas de la mañana, ¡ufff qué sueño! Al llegar allí fuimos a la oficina de Europcar y alquilamos un coche. La emoción acababa de comenzar. El volante a la derecha, el cambio de marchas a la izquierda.... ¡¡¡cuidado esta gente conduce al revés!!! Con un mapa un poco desactualizado de 1998 (el que utilizamos para todos los viajes, que por cierto no sé dónde, pero lo hemos perdido buááááá) llegamos a Newtonmore, un pueblecito situado casi en el corazón de las Highlands. Iba a ser nuestra base de operaciones. En el B&B nos recibieron muy bien, era la primera vez que nos alojábamos en uno; guardamos un recuerdo inolvidable. Si alguna vez vais a Escocia no dudéis en alojaros allí. Nosotros hicimos la reserva con Booking, pero os pongo aquí la web de ellos: http://www.creag-meagaidh.co.uk/ A pesar de nuestro pésimo Inglés logramos comunicarnos más o menos... El que quiere hacerse entender...

Teníamos algunos castillos marcados para ir a ver y algunos lagos. Pero eso no fue todo... En 9 intensos días pudimos sentir Escocia. El whisky, la música, la amabilidad de sus gentes... y la magia de sus paisajes. Por la mañana desayunábamos fuerte en el B&B al más puro estilo escocés. Después pasábamos por el supermercado del pueblo y comprábamos pan, fiambre y zumos y nos dirigíamos cada día a un sitio. Stirling, Lago Ness y Urquhart, Fort William, Inverness, Eilean Donan, Aberdeen, Stonehaven, Perth, Melrose, Skye… parajes asombrosos, llenos de magia y vida. Por la noche ya cenábamos en condiciones, pues al medio día había que aprovechar todo el tiempo posible y lo más cómodo era llevar bocadillos para el camino. Estuvimos un día en los Highland Games, donde hacían competiciones de gaita, lanzamiento de troncos y de jabalina, carreras... todo typical Scottish. Ese día hizo muuuucho frío, pero lo pasamos muy bien. Asistimos a un concierto típico escocés, en un pueblecito de las Highlands... fantástico. También hicimos varias rutas a pie, por las Tierras Altas. Vimos la Isla de Skye (significa niebla en gaélico) fue una excursión increíble... de repente un viento intenso empezó a soplar y la niebla se puso sobre los acantilados, haciendo todavía más misterioso el paisaje.

Todos los días, cada cierto tiempo, caía una lluvia muy fina que no paraba de refrescar el ambiente... allí el aire es muy limpio y puro. Apetece respirar despacio y profundamente, porque te llenas de vida. El último día, para despedirnos como es debido le pedimos a Geoff que nos indicase una ruta larga, una ruta para recordar... era el último día y debía ser el mejor. “The last day, the best” le dijimos. Ya le habíamos comentado que nos gustaba hacer senderismo, así que pensó que éramos unos expertos... y nos indicó una ruta de expertos... ¿cuántas millas? en kilómetros fueron un poco más de 35. Ese día fue el único que salió el sol durante todo el día. ¡¡Por fin el sol se atrevió a saludarnos!! No quería que pensásemos que en Escocia siempre llovía. Nos pasamos el día caminando, paramos unos 30 minutos para comer el último bocata que nos quedaba y terminarnos el último zumo de frambuesas. Como ese día hacía calor, bebimos más de lo que acostumbrábamos y también nos cansamos más que cualquier otro día. La ruta terminaba en un valle gigantesco. Había un lago y por las montañas resbalaban finas cascadas. Impresionante. A la ida nos cruzamos con algunos caminantes. A la vuelta no vimos a nadie. Debíamos ser los últimos que iban a hacer la ruta de vuelta ese día. Había alguna indicación en las intersecciones de caminos, pero alguna no debimos de ver porque... nos perdimos. Llegó un momento que paramos y miramos alrededor... esa cabaña no nos sonaba haberla visto antes. No podíamos comprobarlo con las fotos, pues en esa ruta no pudimos hacer porque la cámara estaba llena y sin batería. Parecía que no había nadie allí. Seguimos caminando, esa senda llegaría a alguna parte... al cabo del tiempo vimos algunas vacas... ¿señal de civilización cerca? Pues no. Había vacas, pero ningún escocés por allí. Seguimos caminando y de repente vimos una casa y oímos el ruido de un tractor. ¡Siiiiiiiii! Por fin, ¡civilización! Nos pusimos en medio del camino para que el tractor parase y le preguntamos como salir de allí... no sé yo aquél señor si sólo hablaría gaélico porque no entendimos ni una sola palabra, pero por los gestos... ¿sería en la siguiente bifurcación a la derecha? Continuamos a la derecha y más adelante vimos una pareja joven. Ellos sí hablaban inglés. Nos indicaron como salir de allí. Por fin vimos un camino asfaltado y por allí pasó un señor en bicicleta que, por las pintas que nos vio, adivinó que estábamos perdidos. ¿Are you lost? Jeje, qué gracioso! Nos indicó cómo llegar a la carretera y nos dio una barrita energética de cereales. Caminamos un poco más. Por fin, la carretera. Ahora solo había que seguirla para llegar hasta el coche. Misión cumplida y ruta terminada, aunque por un camino alternativo jeje! Ese día fue el mejor. La aventura de no saber si pasaríamos la noche perdidos en las montañas escocesas no tuvo precio. Sin duda repetiría la experiencia porque son esos momentos los que te hacen sentir vida.

Escapada a Escocia







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Un paseo por Segovia







Un paseo por Navarra







Un paseo por Galicia










Un paseo por Almería







Un paseo por Estambul





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Escapada a las Lagunas de Ruidera y Tablas de Daimiel







Un paseo por Ibiza y Formentera







Una escapada a Portugal






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Emerita Augusta







Camino Soria...







Una escapada a Carcassonne







3 días en Londres





Una escapada a Tenerife







Un paseo por Zaragoza y Teruel